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por: Kike Rosales
Los anuncios publicitarios. en la parte taurina, de la feria Internacional de San Sebastián, llevan una negación que debe llamar a la reflexión. Las vallas que adornan a San Cristóbal enseñan fotos y los nombres de los toreros extranjeros contratados para la feria; los venezolanos, a excepción de Leonardo Benítez, no aparecen por ningún lugar, dejando por fuera a profesionales que merecen al menos el respeto de ser anunciados; y cuyo único pecado debe ser el haber nacido en estas tierras; los matadores criollos, en vez de profesionales, se ven como una anécdota para esta feria; al menos la sensación de desprecio por lo nuestro es lo que se siente.
Jesús Enrique Colombo no actuará en la novillada anunciada para un principio en Diciembre, (motivado a las lluvias se cambió la fecha para el 08 de Enero; luego para el 15), a los 14 años este joven ve truncada la posibilidad de la histórica encerrona con cuatro novillos de distintas ganaderías. Los motivos esgrimidos por la empresa organizadora son en base a tener el evento ferial dentro de su contrato de concesión; profundidad no tiene el argumento porque no se puede pensar que la actuación de “Colombito” vaya en contra de la feria en el aspecto taurino.
Las razones por las cuales no aparecen los nombres de los matadores venezolanos en las vallas publicitarias que adornan las avenidas de San Cristóbal no se piden; lo mismo ocurre con la actuación del joven novillero, en estos momentos, de verdad estaría de mas conocer los argumentos; lo que sí podemos manifestar, es la enorme inconformidad que ello lleva dentro de sí acompañado eso de una razón muy triste, además de muy curiosa, en el mundo del toro en este pais: ¡Qué pecado es ser Venezolano…!
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